Si la semana pasada hablábamos de la diabetes tipo 1, más común en niños y adultos jóvenes, hoy nos vamos a centrar en la tipo 2, que suele aparecer en la mayoría de los casos, en la edad adulta. Si bien no existe una cura para esta enfermedad, mejorar una serie de hábitos como hacer ejercicio, perder peso y comer adecuadamente puede ayudar a controlarla, junto a medicamentos específicos para la diabetes o tratamiento con insulina.
Este tipo de diabetes es un trastorno crónico que afecta la manera en la cual el cuerpo metaboliza el azúcar (glucosa), una fuente importante de combustible para el cuerpo. Éste se resiste los efectos de la insulina (una hormona que regula el movimiento del azúcar en las células), o bien no produce la insulina suficiente como para mantener niveles normales de glucosa.
La sintomatología de la diabetes tipo 2 puede tardar años en manifestarse. De hecho es común que las personas que la padezcan no lo sepan. Por eso es importante prestar atención a algunos síntomas:
- Aumento de la sed
- Necesidad de orinar a menudo
- Aumento del apetito
- Fatiga
- Visión borrosa
- Llagas que tardan en sanar
- Infecciones frecuentes
- Zonas de piel oscurecida, habitualmente en las axilas y el cuello
Según la Fundación para la Diabetes, el E85 % de las personas con diabetes tipo 2 tienen exceso de peso y combatiendo dicho exceso de peso de podrá disminuir en gran medida el porcentaje de personas diabéticas.
Igualmente, las personas que pueden llegar a padecer la diabetes o que están en especial riesgo de padecerla son aquellas que tienen familiares de primer grado de personas con diabetes; personas con hipertensión, personas con enfermedades cardiovasculares o mujeres con ovarios poliquísticos.
Si te encuentras entre alguno de estos grupos, es aconsejable que te sometas a una vigilancia especial, monitorizando los niveles de glucosa y recuerda que no hay que dejar pasar más de tres años antes de volver a medir la glucosa.
Un estilo de vida saludable, con una dieta rica en frutas y verduras, practicar ejercicio de manera regular y desterrar de nuestra alimentación los refrescos azucarados, pueden contribuir a reducir los riesgos de padecer diabetes 2, sobre todo en aquellas personas más propensas.
Ya sabes que las virtudes de llevar una dieta saludable son numerosas. Empieza hoy a cambiar tus hábitos y disfruta de una vida plena 🙂